lunes, 14 de abril de 2008

EL ABRA

*
El hierro de la historia
discurre por la ría ensimismada,
abierta a la mirada sinuosa
de una muchacha, absorta en pensamientos
de suave luz de luna.

Las chimeneas alzan
el humo del esfuerzo
a través de los tiempos y los hombres.

Incautos los crepúsculos,
en perturbado escándalo de barcos
atracados sin límite,
a sombras del recuerdo
de clandestinas luces del ocaso.

El brillo de la ría
evoca la nostalgia
de vidas entre mares y entre vino.

El mundo se presenta,
suicida, kamikaze,
desde los otros bares de la orilla.

Los coches, como búhos,
persiguen a la noche,
para captar la magia entre las fábricas
y como espías cautos
nos tienden un radar a la deriva,
para esbozar misterios sin las horas.

El Abra es un estigma
y parece una herida
rasgada en vertical, sin una agenda
que baña las fisuras del pasado.

Una historia adherida
a un pueblo itinerante
que busca sin un rumbo su destino.


Ana Muela Sopeña

Nota: El Abra es la ría del Nervión.

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