*
Húmedo el contacto de la rosa
en tierras de penumbra,
con la lengua vacía que persigue el calor de los volcanes,
para sentir la vida en sus orígenes.
Estático momento con un árbol
que abraza los enigmas supersónicos,
con los labios abiertos
al críptico misterio de los mundos,
enlazados con
p
u
l
s
o
s
p
..r
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..................s.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Una vez oí un cuento de un árbol de corazón blanco. Estaba inmóvil en medio del claro del bosque, y en aquel silencio, a veces, se encontraba con su esencia, sus raíces se alimentaban de la tierra, y sus hojas bebían polvo de estrellas.
Era entonces cuando el árbol... era él mismo... en su pulso primigenio... levadizo en tus velos mágicos...
Navegas por la sangre, poeta.
Un beso,
Manuel
Bellísimas palabras las que me brindas, Manuel.
Y es que hay árboles que también necesitan un poco del pulso primigenio.
Un beso de meiga
Ana
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