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Reino de sombras suaves en la herida,
silencio destructor de los herejes,
maravilla de sal en el océano,
esencia de la vida y de la muerte.
Depredación constante a la deriva,
para vengar un mundo sin caricias
en la luz de la noche más apátrida,
en el exilio amargo sin un rumbo.
Disparos sin un punto muy concreto,
para cazar las hembras sin raíces,
comerlas, masticarlas, devorarlas
y luego vomitarlas ya sin savia.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Ana:
este poema es duro y al mismo tiempo muy bello. Tienes unas imágenes fantásticas y un trasfondo reivindicativo que me encanta. Te felicito. Un abrazo fuerte de amistad y admiración.
Rosalía
Gracias, Rosalía. Es un poema fuerte, lo sé.
Me alegra mucho verte de nuevo por mi blog.
Un abrazo fuerte
Ana
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