viernes, 29 de agosto de 2008

DESDE OPHIUCUS

*
Aquellos días
eran sustancia apátrida
y bailaban desnudos en la sombra.

Mi corazón de abismo silenciado
caía por las cuestas

de la desolación
en trampas de animales
y en aromas cargados de mutismo.

Aquellos días filtraban humo negro en mis visiones

y apareciste tú con tu palabra mágica,
envuelto en el misterio de los druidas.

Me diste la queimada,
hicimos el conjuro
y fusionamos sílabas
con el esperma virgen de las olas.

Todo seguía igual en mi universo,
ningún indicio delató nuestro secreto,

pero las tumbas enigmáticas
cerraron puertas al temor.

Te abriste a los poemas del deseo,

me abrí a tu ambiente suave en sortilegio,
a tu plegaria de los astros,

y desde Ophiucus
contemplamos el mundo sin el velo.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Manuel dijo...

Ophiucus, siempre ha sido el punto de encuentro más armonioso del paisaje estelar.

Y tú, meiga, la más dulce y bella anfitriona que en el cósmos se pueda alojar.

Brindo por ti esta noche de magia y conjuro, con pócima de aguardiente de druida que hace eterno el tiempo sin disolverse.

Un beso interestelar

Manuel

Ana Muela Sopeña dijo...

La leyenda de Ophiucus dice que un hombre sostiene la serpiente en sus manos y su control es de tal magnitud que no le ataca.

Así, nosotros sostenemos a la serpiente...

A través del espacio de las constelaciones arde mi espíritu en la noche y te envío

Un beso serpentino
Ana