*
Espejos de niebla,
en tu piel abducida por gaviotas
incardinadas en la música
del cruce de caminos de las musas.
Cristales de bruma,
en tus ojos bendecidos por libélulas
sujetas a la ley del tiempo cósmico.
Reflejos de agua,
en tus iris antiguos y desnudos,
consagrados al espacio sideral.
Ana Muela Sopeña
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