*
Arrojada al abismo
de la desesperación y del silencio,
no supe que pensar
cuando me repatriaste de tu boca.
Entonces, supe con certeza
que mi vida era sin ti,
que mi búsqueda era sola,
sin tu manipulación y tu vacío.
Con el tiempo
entendí que eras de piedra,
que todas tus argucias
iban encaminadas a engrandecer tu ego
frágil, pequeñito, adormecido, sin alas...
Me fui a otro paraje
y me desenvolví perfectamente sin tu aliento.
Ahora soy libre,
no te necesito,
ni tu desolación,
ni tus huecos de pánico,
desperdiciaste tu oportunidad,
ya no regreso.
He encontrado otra piel, otro hogar, otro destino
y tendrás que asumirlo.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Entonces, supe con certeza
que mi vida era sin ti,
que mi búsqueda era sola,
sin tu manipulación y tu vacío.
Son letras desnudas, de una belleza soberbia.
Te felicito Ana
Por cierto, has publicado algún libro?
Un abrazo
María
Gracias, MARÍA, por pasar y brindarme tu huella generosa.
Un beso grande
Ana
Ana:
a veces es mejor tomar nuevas sendas que nos lleven a parajes distintos. Muy bello poema, Ana. Besos.
Rosalía
Gracias, Rosalía, por pasar y dejar tu huella.
Un besito
Ana
Publicar un comentario