martes, 30 de septiembre de 2008


HE VISTO LOS ECLIPSES

*
He visto los eclipses
en parajes de bruma,
he visto los relojes en las olas
esperando tu salto
desde un trapecio virgen y sin red.

He visto tu tristeza
y sólo puedo amar tu espejo en sombra,
mientras no te decidas a vivir.

Pactaste con la muerte
un marasmo pequeño, imperceptible,
para no confrontarte con el pánico,
de ese vértigo inmenso de la expansión real.

Pero sólo el que arriesga
al juego de los días
consigue el premio rojo.


Ana Muela Sopeña

ME HUNDO ENTRE LA SED

*
La densidad del hambre
trepa por mis piernas
en nombre de tu frío
o de la soledad.

Me hundo entre la sed
que me lleva a un naufragio
de incertidumbre.


Ana Muela Sopeña

JUGADORA

*
Se levantó con ganas de jugar,

salió a la calle y reventó a un esclavo,
con cadenas de sol entre los dedos.

Después robó quimeras en billetes,
para supervivir en el suburbio.

Tranquila y enigmática
se convirtió en pionera de los logros
usurpados a mujeres belicosas.

Pasó por las alcobas del país de Gulliver.

Allí compró unos bonos
de acciones y futuros.

Le dieron el papel en la película,

al leer el guión
emitió un bostezo

mientras se transformaba
en una mariposa de cristal.


Ana Muela Sopeña

lunes, 29 de septiembre de 2008


DILUYO MI LOCURA

*
Partículas de vida entre tus versos
me llevan a pensar que existen mundos
paralelos virtuales.

Allí me restablezco,
diluyo mi locura.


Ana Muela Sopeña



MATRIUSKAS

*
Como una matriuska
me voy haciendo más pequeña
hasta encontrar el hueco más profundo
de la irrealidad y el sueño.

Allí conecto con la nada
y comienza una aventura.

Las matriuskas rusas
se iniciaron
porque dos niños hermanos
quedaron huérfanos.

Pastoreaban para sobrevivir.

La hermana desapareció
y el hermano talló muchas muñecas,
unas dentro de otras,
para soportar la soledad.

Siempre que perdemos
el lado luminoso del alma
nos escindimos en matriuskas.

Capas y capas de subpersonalidades
nos protegen del vacío desolador.

Recuperar a nuestra hermana del alma
es nuestro reto.

Dame tus matriuskas
que yo te daré una hermana,
para que no te desintegres.


Ana Muela Sopeña

CIUDAD DE HIERRO

*
En aquella ciudad de hierro
las horas transcurrían lentamente

entre luces amadas del subsueño
y sombras atrapadas en silencios.

Muy lejos sucedían
minutos consagrados a la muerte,
como un destino lúcido
entre lirios de alcohol bajo las sábanas.

La mujer en las calles
caminaba sin prisa ni recuerdos
entre la lluvia fértil de otros mundos.

El hombre en su ebriedad
bebía cada noche
las historias fantásticas de la jornada.

Un día se encontraron bajo un árbol
en un punto sonámbulo entre bruma,

allí se destinaron un instante
en otro tiempo mágico.

Espirales de lobos y de druidas,
esferas entre enigmas
y círculos del agua sobre rutas.

Después de converger en líneas tangenciales
adivinaron el futuro entre runas sedientas de geranios.


Ana Muela Sopeña

RODEASTE MI PIEL

*
Rodeaste mi piel con tus palabras
en el vértigo inmenso del delirio,
con susurros de tierra.

Me insinuaste imágenes de fuego,
con tu voz sumergida en un volcán
me hiciste peticiones
de intimidad desnuda en el abismo.

Me abrazaste en el sueño, en la penumbra
te besé fugitiva.
Tu semen de galaxias me invitó
a ser incandescente con el magma.

Jamás nos devoramos
todo fue un sentimiento
de ser entre las rosas del océano
un sólo ser fundido con la magia.

Viajé por tu ojo blanco de la mente
con mis iris sin máscaras ni vino,
sobre árboles de sal, saliva y musgo,
para endulzar tu olor en la distancia.


Ana Muela Sopeña

ROSAS OCEÁNICAS

*
Entrábamos en bares,
intrigados por mundos invisibles
de rosas oceánicas.

Sumergíamos troncos en la niebla
desde la indefensión
de un marasmo sublime,
en la fragilidad de la penumbra.

Armábamos con bruma el universo
y
en medio del camino

iniciamos el viento del umbral,
para soñar destinos sin fisuras.


Ana Muela Sopeña

RELOJES ANCLADOS

*
La mujer no podía contemplar los cristales,
sus ojos eran víctimas del pánico de arena.

Creía que los miedos enterrados en humo
crecían en probetas o en frascos de formol.

Ansiaba los deseos habitados por piel
de un animal magnético, sumergido en la sombra.

Su vida eran relojes anclados en la niebla,
con hálitos de barro o instintos deliciosos.

Crecía hacia el subsuelo de la palabra herida
en música de cobre o ritmos de metal.

Se paró ante un espejo y se miró sin prisa
la desnudez del mundo, en su frío de hembra.


Ana Muela Sopeña

domingo, 28 de septiembre de 2008


PERSIGO UNA QUIMERA

*
Persigo una quimera
para soñar que soy dentro de un sueño...

No sé vivir
exiliada del delirio,
en la penumbra de lo oscuro.

Necesito inventar mi realidad
en sombras ilusorias,
mariposas volátiles, sin ritmo.

En el sueño me encuentro
y participo...

PUPILAS DEL PAISAJE

*
El cansancio trepa por mi cuerpo,
araña lo que veo,
incandescente me dilata
en las pupilas del paisaje.

Me duermo
mientras avanzo en círculos de sueño
y miro si tu sombra
habita mi nostalgia.

Persigo que la vida me posea
con el fervor de amante única,
en la fidelidad de una invención
de imágenes fortuitas en la nada.

Exorcismos del pasado
me permiten alcanzar el universo

y descansar en pálidos salones
con tu energía protectora.


Ana Muela Sopeña

sábado, 27 de septiembre de 2008


SUEÑOS DE ESTRAMONIO

*
Se hunden
los sueños de estramonio
en tus ojos perdidos
en la divinidad húerfana en niebla.

Abandonan tus manos
los hechizos del placer
que provocaron deseos de morir.

Y renaces
con el arco de los triunfos,
como pájaro errante
libre en el exilio.

Huir, huir...
hacia tu centro
impregnado de amor y creación.


Ana Muela Sopeña

BAJO EL CÓDIGO

*
Anuncios con temores y deseos
nos muestran la felicidad completa en marcas codiciadas.

Los seres del ensueño
fracasan
a través del consumo sin raíces.

Las cosas no alimentan ese centro del ser imperceptible.

La búsqueda del vórtice
se sigue manteniendo bajo el código.


Ana Muela Sopeña

MANDRÁGORA

*
Baja conmigo al territorio de lo oscuro,
donde la mandrágora
emite sonidos de lagarto
y desde allí
nos eleva en plegarias de la lluvia.

Y trae la cámara de fotos de tu móvil,
para inmortalizar el tiempo único,
entre calles de bruma
invisibles al tacto.

Dame el misterio de la esdrújula del viento
entre tus ojos enfocados
a la debilidad de las edades.

Toma mi enigma mientras puedas asumirme
como mujer que danza en libertad.


Ana Muela Sopeña

RENAZCO EN EL DELIRIO

*
Y renace la carne en la sustancia
que ata a la memoria,
ardiendo en su reflejo de tinieblas
los ecos aún calientes del deseo.

Manuel Martínez Barcia

Renazco en el delirio de la noche
cuando me sueñas como antídoto del monstruo.

Aparezco de nuevo en tu conciencia,
para servir contra el veneno de la vida
envuelta en la memoria del subsueño
que escapa de lo oscuro y la perfidia.

La isla donde mora tu alma apátrida
me lleva de paseo por el éter.

Allí procuro estar en tu presencia
y hablamos con los dioses escondidos.
Comunican sus claves algo crípticas

y pronto volarás a otros entornos
donde la luz del aire sea diáfana.


Ana Muela Sopeña

viernes, 26 de septiembre de 2008


SUEÑOS DEL EXILIO

*
Avanzo por el tiempo de la herida
entre la sombra antigua de los hombres,
para sobrevivir como mujer
y saber que mi nido soy yo misma.

Permanezco mutada en los estambres,
en hielo sumergido en las voces oscuras

a través de los sueños del exilio
de tu piel melancólica.

Irradio luz y bruma
desde una quietud cálida del mundo
que sale por mis manos de sibila
hacia las coordenadas del coraje.

Intento que en los polos tú te mires
reflejado en espejos de Iskalia
y allí sorprendas hálitos de cuásares
entre galaxias número dormidas.

Me inundo de los viajes supersónicos
por glaciares en horas
y géiseres de insomnio,
en icebergs de noches de locura.

Afronto sin el miedo lo real,
para beber tus células del cuántum
en un invierno frío y sin un nombre.

Y cambio tu destierro por el vórtice
anudado a los núcleos de la vida...


Ana Muela Sopeña

LA HUELLA

*
La huella era la bruma
en su alma apátrida.

El espejo del mundo lo absorbía
con sus manos furiosas.

Corría entre jornadas
y buscaba respuestas en territorios sin raíces.

Un animal exacto le reía las bromas
de sus tiempos más crueles.

La huella era su rostro tan apático.

Inmensidad de soles en su herida
de soledad con gotas de silencio.

Quería conversar con otros seres,
pero ellos se ocultaban tras el faro.

La huella lo llevó a ser un actor
de un drama familiar.

La huella era calima
en su espíritu adicto al oleaje.


Ana Muela Sopeña

PIEL DE MEDUSA

*
Piel de medusa
en tu mar de sublime inmensidad.
Vértigo abierto.


Ana Muela Sopeña

UN DÍA DESISTIMOS

*
La noche nos inunda con su frío
de corazón desnudo.

Albergamos la idea de ser alguien
durante décadas o lustros.

Un día desistimos.

Descubrimos el gozo de ser nadie.

Un día desistimos.

Ni alguien ni nadie,
los extremos se tocan en la herida.


Ana Muela Sopeña

ARÁCNIDO

*
En las tinieblas de la noche
divisé una salida.

Tu corazón triste de arácnido
se quedó solo en el destierro.

A veces indagué en tu tiempo de ocio
y otras inventé tu realidad.

La niebla me mostró un oculto rostro
de tu vida doblada por vacíos.

Entonces contemplé la inmensidad
de tu existencia sin raíces.


Ana Muela Sopeña

SHIVA EN EL ABISMO CREADOR

*
Quiero ser vértigo de ti.
En el umbral de fuego,
un embrujo de lluvia.

Entra conmigo
en el espacio consagrado.
Laberinto de signos de otra ausencia.

Toma mi cuerpo
en la penumbra de la noche,
dame tu piel entre las grietas del exilio.

Somos el numen de las sílabas sagradas.

Yo soy la Shakti que perfuma tu silencio
y tú eres Shiva en el abismo creador.


Ana Muela Sopeña

GRIETA

*
Te abracé, te acaricié,
me abrí para ti,

quería que te hundieras en mi mundo

que te clavaras en mí,
sintiendo de mi entraña más profunda
un eco de infinita grieta agónica.

Tu verbo en mi palabra,
mi nombre en tu lenguaje,

tu cuerpo en mi mar cálido,
tu árbol en mi gruta.

Tu lava en mi terreno

el magma de tu herida en mi tierra sutil.

La fusión fue completa:
la vida, la muerte, el paraíso y el infierno...

el latido estaba en todas partes.


Ana Muela Sopeña

COMENZÓ NUESTRA HISTORIA

*
Recuerdo aquel momento
el pánico en mi piel,
te iba a conocer
y no sabía nada de tu miedo.

Te observé en el umbral
de aquel hotel suicida.

Sorpresa.

Un personaje de Farenhait 451
salió saludarme.

Charlamos.
Intentaste hacerme tuya.

No podía.
Aún yo no era libre.

Cruzaste la península,
nos vimos en la noche,
comenzó nuestra historia

y sigue todavía.


Ana Muela Sopeña

HERIDA APÁTRIDA

*
Herida apátrida
en tu mundo sonámbulo.
Borra el pasado.


Ana Muela Sopeña

HUMAREDA

*
Humareda en el hueco de la bruma,
donde no llegan palabras
de destrucción ni lástima.

Allí te refugias
del veneno darwinista
en las visiones ebrias, sin conjuros.

Marismas del espíritu
con dioses avistados entre niebla,

para soñar castillos
que se adivinan sin pasado.

Acudes,
con la llamada del deseo,

a un centro imperceptible
donde el vértigo azul es una guía,

para encontrar la luz como un antídoto:
contra cianuro de suicidio.


Ana Muela Sopeña

ME DESPIERTO

*
Me despierto pensando
en tu mirada errante y melancólica
que acaricia mi piel

en la estrella infinita
de mis susurros.


Ana Muela Sopeña

jueves, 25 de septiembre de 2008


SÍLABAS SONÁMBULAS

*
Las letras eran ejes
de las palabras-árbol
envueltas en las nubes con águilas de fuego.

Los verbos cabalgaban por el bosque
a la búsqueda errante del sentido,
en pulsos del espíritu.

Volaban los poemas
por mundos de éter,
para ensoñar al hombre antiguo,
con los ojos de estrella y adn
en grutas blancas.

Las estrofas del aire, en los cúmulos fríos
se permitían seducir,
con sus sonidos,
a las almas dormidas en los lagos.

Los versos de la herida
en sombras del exilio
surcaban velozmente reinos ebrios,
para sanar las grietas.

Las sílabas sonámbulas del orbe,
con sus trajes de fiesta y sus máscaras rubias,
me sorprendieron con latidos
de amor eterno.


Ana Muela Sopeña

MANTIS RELIGIOSA

*
La mujer en su sombra de presidios
manejaba el instinto
de todos los humanos que sentía
una oportunidad.

La mantis religiosa
elegía a sus víctimas,
con precisión de estrella matemática.

Después de devorarlos los soltaba
sin deshacer el nudo algo invisible.

Los retenía en su despensa de esclavos ateridos

y en los tiempos difíciles
emitía un alarido,
para degustarlos con fruición
y después
matarlos...


Ana Muela Sopeña

ZOMBIS

*
Por las calles pululan hombres zombis,
como animales sucios
en sus cuevas graznidos.

Interrogan al tiempo,
pretenden seducir a hembras sin ley.

No saben de valores,
van ebrios por el mundo.

La lluvia los diluye
en partículas oscuras y enigmáticas.

Se mueven sin un centro
en pabellones de amargura.

A veces
remueven el pasado
y siguen
avanzando sin vida,
sobre raíles viejos
donde no corre el agua.


Ana Muela Sopeña

HIELO APÁTRIDA

*
Camina tu sombra,
alrededor la sangre
hielo apátrida.

Sublime adivinanza,
acertigo de bruma entre los huesos ebrios
del animal desnudo y melancólico.

Te mueves en relojes
que rotos acompasan las guaridas,

humilladas
visiones

momentos entre danza en piel con piel sin huella...

Explosiona la fuerza
en la opción del instante, donde habita un futuro
en agua de otra luna seducida...


Ana Muela Sopeña

CIUDAD DE PIEDRA

*
En aquella ciudad de piedra prehistórica
las mujeres amaban el placer.

Atrapaban al hombre
con sus cantos de bruma
y seducían mares con sus ojos de ave.

Una mujer de niebla
encantó a un hombre océano
con sus dedos inmersos en las llamas
y lo dotó de fuerza
para volar.


Ana Muela Sopeña

MI PENSAMIENTO

*
Mi pensamiento
de luciérnaga etérea
te brinda el mundo.


Ana Muela Sopeña

DESNUDA

*
Desnuda
me entrego a tu silencio.

Me brindo sin máscaras
a tus dedos de fuego adormecido

y te espero sin pánico en mi bosque.

Descanso
en tus ojos de nube,
para soñar un mundo de pasiones.


Ana Muela Sopeña

EL CAOS ES LO QUE IMPERA

*
Buscamos ese centro sumergido
en la inmovilidad de la belleza.

Sentir que controlamos la existencia.

Pero no es posible.
El caos es lo que impera y nos absorbe.

Sencillamente todo es turbulento
y sin pasiones fuertes
la vida se parece a un cementerio.

Queremos que se muevan
los vientos en la piel y en nuestra mente
y luego no sabemos controlarlos.

Lo estable nos atrae,
pero pronto nos cansa y nos aburre.

Lo inestable da pánico,
pero como una llama atrae a la polilla,
así danzamos siempre en torno al mundo
de tempestades.


Ana Muela Sopeña

TERRITORIO DE SOMBRA

*
En sombra te preguntan los espejos
por esos territorios escondidos,
en la raíz del mundo.

Quizás la rosa sueña con tu herida
o el animal que puebla oscuros bosques
te puede con graznidos del estaño.

Percibe con tu mente el alarido
del loco que defiende sus dominios,
con su espada de sal,
círculo atávico.

Y lucha como fiera
en tu selva de amor,
para que los reptiles no destruyan
tu castillo de joyas.


Ana Muela Sopeña

LOCO

*
Eres un loco de la luna negra
que busca en falso la raíz del agua
y mira siempre con instinto arcaico
lo que le gusta sin pensarlo mucho.

Y no me importa comprenderte entero,
aunque le duela a mi sentir de bruma.
Ése es el precio que pagar por todo
lo que me brindas, animal magnético.

Sólo te pido que te autoprotejas
de algunas cosas ocultas y crípticas,
como las mantis religiosas turbias.

También de boas llenas de apetito
que rasgan velos de sombrío humor,
en tierra libre de rosas heridas.


Ana Muela Sopeña

RAÍZ

*
En la raíz del agua
duerme tu bebedizo,
para ensoñar desiertos
y preparar destinos.
Ojalá que la lluvia
te saque de tu frío
y te lleve al lugar
donde todo es abismo
de belleza encumbrada
en dulce laberinto.
En el umbral amado
del subsueño de signos
recuerdo tu piel cálida
al amparo del vino.


Ana Muela Sopeña

ARRÁSTRAME

*
Arrástrame despacio entre las sábanas
y dime lo que ves tras los cristales.
Respira con mi piel, no tengas prisa,
sincroniza tu mundo con el mío.
Te espero sin el tiempo de las sombras
entre búhos nocturnos, en tu bosque,
con lobos que celebran luna llena
aullando muy salvajes en ritual.
Licántropos de niebla,
animales de sueño fabulosos.

Un lobo paleolítico está herido
y yo le hablo muy suave y le sereno.
La serpiente de sombra es nuestra aliada
y busca entre las rocas roedores,
para supervivir en el desastre.
Sedúceme despacio, el tiempo es tuyo.


Ana Muela Sopeña

SUEÑO DE BRUMA

*
A veces me pregunto
si el placer es el centro de tu piel
o la ciudad desnuda,
con su niebla tan cálida,
te lleva por el vértigo innombrable
del horizonte inmóvil de mis ojos.
No sé cuantos minutos necesito,
para escuchar el agua de tu enigma,
pero anhelo sentirte
en el sueño de bruma
y abrir mi cofre etéreo de susurros.


Ana Muela Sopeña


SIN HORAS

*
Dame la esfera
de tu piel consagrada a los ensueños.
Roces sin horas.

Eres mi dueño
en el mundo invisible y ancestral.
Te doy mi hálito.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 24 de septiembre de 2008

PIEL DEL ABISMO

*
La penumbra me inquieta, a veces el misterio es algo críptico,
en dulces territorios de tu boca lo inmóvil va escondiéndose
por desiertos de frío, en espacios sumidos en la bruma,
para vestir los árboles, espirales de luz sorprenden búhos
La lluvia me serena con sonidos invisibles de noches
ancestrales de luces primigenias avistadas sin niebla.
en esferas del agua oscura y dúctil. Los bosques maternales
Me adentran en el reino de lo único, interiorizan nubes
con mares de azurita de belleza nevada en el invierno
en los ojos del mundo hacia un atardecer de rosas blancas,
para ensoñar la vida desde el vórtice...en tu piel del abismo.


Ana Muela Sopeña

Tres poemas en uno

SABIDURÍA DE CRISTAL

*
Lo creí todo perdido,
sólo veía sombras errantes en espejos sin futuro.

En el milagro de tu sueño
mi asombro te agradece la visión.

Alguien que traspasó los umbrales de los tiempos
nos brinda de su copa su sabiduría de cristal.


Ana Muela Sopeña

martes, 23 de septiembre de 2008


SOLLOZA MI SOMBRA

*
He querido ocultar mi silencio
en un mar de poemas dormidos
hacia otros rumbos.

Me inventé realidades
en el límite oscuro del mundo
y el animal cautivo fue más libre.

En abismos de huecos
una palabra apátrida me inspira
y solloza mi sombra

en el espejo.


Ana Muela Sopeña

RAYO TRANSFORMADOR

*
Las palabras marcharon a la guerra
allí se convirtieron en misiles,
en bombas destructivas, en odios lacerantes entre razas.
Fracasaron los diálogos entre sangre de fieras.

Las palabras migraron a la luz,
allí fueron los mantras,
plegarias y oraciones por la paz.
Triunfó el humano cósmico,
con el cuerpo diamante de la estrella.

De la guerra volvieron las palabras,
se vieron en abrazos fraternos de naciones,
con solidaridad y sin violencia.

Esas balas absurdas devinieron en verbos.
El diálogo fue umbral de nuevas rutas.

Unas rutas de Orión,
hacia el humano etéreo,
corazón de galaxias, alma de fuego antiguo,
universo del rayo
transformador.


Ana Muela Sopeña

RUEDA

*
A través del cristal
miré realidades
de un mundo paralelo.

Intenté ser de agua,
pero no fui consciente del peligro.

Giran las experiencias
en la rueda del karma,
procuro comprender,
no siempre lo consigo.


Ana Muela Sopeña

QUISIERA SER TU MUSA

*
Quisiera ser tu musa
en los troncos callados de los bosques
y en la luz sumergida
de tu crepúsculo,

escuchar tu voz sombra tan magnética
en el cristal del mundo,
entre suspiros,

avanzar por tu piel como luciérnaga,
para ensoñar tus iris del océano
y esperar que me escuches
entre susurros

y volar cual libélula
alrededor del centro de tus ojos.


Ana Muela Sopeña

ESTACIÓN DE LA LUZ

*
A veces te miro en las horas extraviadas,
con vértigo suave.
Mientras llega un tren de sombra a la estación de la luz.


Ana Muela Sopeña

HUMO EN TUS LABIOS

*
Humo en tus labios,
cuando miro tu piel
en sortilegio.
Los duendes te rodean,
con la bruma en crepúsculo.


Ana Muela Sopeña

MAREMOTOS

*
Me vislumbro en el hueco de la nada
sobre los maremotos de la guerra,
en sortilegios blancos de la luz

hacia cumbres nevadas con metáforas.

Desciendo por las nubes de poemas,
entre conjuros áureos de palabras,
para soñar el mundo sin el pánico
y destinar mis labios a ser tuya.

Intento saludar a las mareas
desde el vértigo ebrio de la noche,
en suspiros alados de memoria.

Me hechiza insinuarme con los velos
de la danza del vientre en espiral,
en la penumbra abierta a tus caricias.


Ana Muela Sopeña