viernes, 26 de septiembre de 2008

ARÁCNIDO

*
En las tinieblas de la noche
divisé una salida.

Tu corazón triste de arácnido
se quedó solo en el destierro.

A veces indagué en tu tiempo de ocio
y otras inventé tu realidad.

La niebla me mostró un oculto rostro
de tu vida doblada por vacíos.

Entonces contemplé la inmensidad
de tu existencia sin raíces.


Ana Muela Sopeña

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