*
La huella era la bruma
en su alma apátrida.
El espejo del mundo lo absorbía
con sus manos furiosas.
Corría entre jornadas
y buscaba respuestas en territorios sin raíces.
Un animal exacto le reía las bromas
de sus tiempos más crueles.
La huella era su rostro tan apático.
Inmensidad de soles en su herida
de soledad con gotas de silencio.
Quería conversar con otros seres,
pero ellos se ocultaban tras el faro.
La huella lo llevó a ser un actor
de un drama familiar.
La huella era calima
en su espíritu adicto al oleaje.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
huellas que son y serán identidad fiel...quizá la única fidelidad
puedo quedarme horas leyéndote
y cada vez es una nueva visión
que tengas un hermoso y armónico fin de semana:-)
Gracias, Elisa, por brindarme tus palabras y por leerme.
Un beso de poesía y amistad
Ana
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