*
Como una matriuska
me voy haciendo más pequeña
hasta encontrar el hueco más profundo
de la irrealidad y el sueño.
Allí conecto con la nada
y comienza una aventura.
Las matriuskas rusas
se iniciaron
porque dos niños hermanos
quedaron huérfanos.
Pastoreaban para sobrevivir.
La hermana desapareció
y el hermano talló muchas muñecas,
unas dentro de otras,
para soportar la soledad.
Siempre que perdemos
el lado luminoso del alma
nos escindimos en matriuskas.
Capas y capas de subpersonalidades
nos protegen del vacío desolador.
Recuperar a nuestra hermana del alma
es nuestro reto.
Dame tus matriuskas
que yo te daré una hermana,
para que no te desintegres.
Ana Muela Sopeña
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