*
Los espejismos rondan las estancias,
dejando su belleza en el ambiente,
y hay rosas crueles siempre entre cristales
que indican los océanos del sueño.
Quizás todo es quimera,
un mundo inmaterial que no aterriza,
y en medio de tormentas invisibles
me siento enamorada de lo nuevo.
Una aventura cálida
sobre mares de lluvia melancólica
o una cita en un tren de los deseos
como si fuera ninfa de una estrella.
Así quiero volar a supernovas
y sentir otras manos
sobre mi piel desnuda en el desierto.
Ana Muela Sopeña
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