EL AMOR ES UN NIÑO

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El amor es un niño solitario
que pregunta de noche por el hambre
y se esconde en lugares muy oscuros.

Nos gusta contemplar el horizonte
a través de las rosas
que en códigos de viento duermen siempre,
en balcones de niebla soterrada.

El amor es la niña
que mira fijamente en la distancia
los abrazos sonámbulos de brisa
que alguna vez podría recibir.

Senderos entre bruma
con espejos de nácar,
entrelazados con madera
y un piano que en sus teclas sumergidas
alberga los mamuts de prehistoria.

El amor es un hombre
que sugiere la huella biográfica
entre pétalos áureos, lejanía.

Calima en los estambres y pistilos
de las flores del mundo.

El amor son mujeres que en exilio
despiertan al dragón de las tinieblas,
para engendrar sin pánico otro reino,
con una luz sin límite.

La densidad del aire me marea
y me indica que todo es ya penumbra.

El amor es anciano
que con sus ojos vacuos mira un árbol,
para soñar que todo le sonríe.

Jardines de belleza
arcaica como lobos paleolíticos.

El amor son ancianas que en su círculo
esperan a la luna entre las grutas
y retoman el ritmo de los días,

como cuando eran niñas.


Ana Muela Sopeña