*
Desciendo hacia una cámara de agua
con lapislázuli disuelto en la piscina.
Me adentro suavemente.
Sin lastre, sin recuerdos, sin pasado.
El azul me disuelve en el azul,
mis células se llenan de otro tiempo,
una ruta hacia espacios más amables.
Respiro sin temor,
sin prisa me sumerjo entre las horas
adheridas al mundo del ángel de la paz.
Mi piel se hace más dúctil,
la frecuencia de luz de lapislázuli
me permite sentir ritmos antiguos,
cercanos a un edén casi ancestral.
Mis ojos se renuevan.
El agua me hace azul,
azul con los relojes del crepúsculo,
azul entre minutos y segundos
que se doblan sin límite en el éter...
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Paz me inunda en estos versos que me parecen tan místicos, me ha gustado mucho, fue un viaje bastante azul.
Cuídate mucho,
un beso.
Azul la sonrisa y el tacto, azul las huellas, mineral siempre mineral.
Un abrazo
MArian
Constanza, me alegra verte entre estos versos meditativos.
Un abrazo azul
Ana
Marian, tu paso por mi blog siempre es gratificante para mí.
Un besito, amiga poeta
Ana
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