sábado, 29 de noviembre de 2008

SOMBRAS DE LA TARDE

*
Las sombras de la tarde
permiten que recuerde tus visiones
encriptadas en luces del crepúsculo,

abrazadas al límite del mundo.

Sutiles e incorpóreas las presencias-
de ninfas de los árboles-
me deleitan con cantos de tu bosque.

Allí habitan los duendes de las moras
en ramas diminutas.

Se despiertan los troncos
en cada aurora abierta a los caprichos.

Y abren sus ojos dríades,
entre hojas de la encina y de los robles.

Caminas sobre piedras,
para llegar a un lago de la ausencia.

Una moneda al agua
y deseos que danzan...


Ana Muela Sopeña

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