domingo, 21 de diciembre de 2008

DIOSAS LÚBRICAS

*
I
DIOSA DEL AGUA

Una diosa abisal
te ha sorprendido en sueños con su luz,
a través de sus ojos
desea seducirte
y enredarte en su mundo de caricias.

En tu piel de hombre lúbrico
se refleja el instante del amor,
los latidos del orbe
y el enamoramiento de la luna.

Y tu diosa del agua
te roza con su vientre la palabra.

II
DIOSA DEL AIRE

Una diosa en silencio
te busca en sus visiones del abismo,
a través de sus iris
desea susurrarte
e inundarte con sílabas del éxtasis.

En tu cuerpo de fauno
los espejos de nácar
te encienden en la noche,
con umbrales amados de Amaltea.

Y tu diosa del aire
te pronuncia tu nombre mientras duermes.

III
DIOSA DE FUEGO

Una diosa desnuda
te cabalga sin bridas el misterio,
a través de sus brazos
el vértigo del magma te fusiona
con todos los secretos de los cuásares.

En tus dedos de Adán
el brillo de Eridanus te dibuja
auroras boreales.

Y tu diosa de fuego
te ampara con sus trazos el exilio.

IV
DIOSA DE TIERRA

Una diosa de barro
te permite idear el paraíso,
a través de su soplo
desea deslizar en tus pupilas
la belleza de un mundo inextinguible.

En tu hálito guerrero
el instante semilla se conjura,
entre números áureos
y el ardoroso arranque de un suspiro.

Y tu diosa de tierra
te esculpe sobre mármol, como un tótem.


Ana Muela Sopeña

*****

El término Amaltea puede referirse a:
la nodriza de Zeus Amaltea en la mitología griega;
el satélite Amaltea, el tercero, en orden de distancia, del planeta Júpiter;
el asteroide (113) Amaltea.

En mi poema me refiero al satélite de Júpiter.

2 comentarios:

Rosalia Linde dijo...

En la vida estamos rodeados/ as de diosas. Aunque generalmente se coloque ese rol a lo masculino, en realidad lo femenino está por todas partes, desde que salimos del vientre de nuestra madre. Me ha encantado tu poema. Un abrazo fuerte.

Rosalía

Ana Muela Sopeña dijo...

Rosalía, es cierto, lo femenino nos rodea y las diosas tienen mucha fuerza. Los arquetipos de lo femenino nos envuelven y nos dotan de energía.

Un abrazo grande
Ana