*
Un silencio de niebla
me arrastra hacia las cumbres de tu herida,
con lágrimas de sal en el exilio.
Un silencio de escarcha
me lleva por la ruta mineral
hacia tu piel amante de mi abrazo.
Tu silencio de lluvia
resuena en mis palabras bajo llave.
Mis sílabas sin horas
rescatan tu ilusión de su secuestro.
Ana Muela Sopeña
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