domingo, 31 de agosto de 2008


LAS PLÉYADES

*
Maya desde su trono nos recuerda
que todo es ilusión, todo son sueños,
quimeras que sorprenden nuestra alma
con dioses adorados en la bruma.

Celeno es una estrella muy brillante
que canta las canciones primitivas,
con su secreto críptico de paz.

Alcione es al espíritu del mundo,
el corazón galáctico de fuego
que instaura la belleza entre los códigos
de lluvia, escarcha y árboles callados.

Electra, en su castillo de ebriedad,
seduce las palabras de los sabios
con letras y alfabetos de la sombra.

Estérope es la aliada que, en liturgia,
asombra en los portales con sus sílabas
a humanos detenidos en la ruta.

Taigete es compañera de las diosas,
como Isis o Deméter en su cáliz.

Merope sabe ser muy silenciosa
y entiende de la historia subterránea.

Las siete estrellas son hermanas lúcidas
que logran impactar a la galaxia
con vórtices de luz en la alegría.


Ana Muela Sopeña

sábado, 30 de agosto de 2008


LOCURA DE LA SOMBRA

*
En la locura de la sombra
habitan los crepúsculos de simuladas luces
que inventan en el límite del vértigo
suaves delirios.

Inicio trayectorias invisibles
a través de los hilos de mercurio
y seduzco mareas entre lunas
con mi silencio.

Me reconozco siempre en la gran luz
a pesar de lo oscuro y los errores,
así llego al lugar de la energía
donde una visión de águila
desliza su misterio en el espejo.

Los laberintos crípticos me asedian
con prímulas sagradas
y nadie ya me escucha tras la lluvia
en el cristal de humo, en la nostalgia.

Emprendo vías nuevas
en caminos de nubes, entre lodo,
y un pájaro me ofrece
su despedida.

En el tiempo sin tiempo me descubro
sobre un acantilado de belleza

y bebo la amistad de los océanos,
con tormentas de bruma en las guaridas,
para enhebrar en oro mi alma etérea.


Ana Muela Sopeña

BREBAJE

*
En la sombra del mundo
la memoria inundada de nostalgia
se vació del esqueleto de la vida,
con un brebaje de silencio y de soberbia.

La desnudez del rostro
en lúdicas palabras sin futuro
atravesó los túneles de luz,
con la angustia del otro entre la ropa.

Un animal alado
depredó mis opciones en la jaula
y regresé a mi cueva de mutismo.

Y la ruta del agua,
en la disolución de lo que fue,
me llevó sin abismos a tu boca
y a tus labios de fuego sin historia.


Ana Muela Sopeña

LOBO SOLITARIO

*
Aquel hombre enhebraba
los hilos de la luna
con dulzura de hadas
entre la suave bruma.

Sus manos en la estrella
sabían del abismo
y siempre en la belleza
encontraban el ritmo.

La vida en la palabra
parecía una sombra
que desde el rojo magma
se vestía de rosas.

El solitario lobo
sintió un poco de miedo,
cuando miró mis ojos
sumidos en el sueño.

Las horas tan perdidas
me fueron olvidando
en momentos de brisa
alrededor de un árbol.


Ana Muela Sopeña

viernes, 29 de agosto de 2008


EN MIS ESPEJOS

*
Te amo desde el fondo del silencio
en el abismo suave de la duda,
en el vértigo de agua del ayer,
en la memoria apátrida, sin labios.

Te amo en tu guarida solitaria,
con Penélope en furia, muy celosa,
declarando la guerra a tus amantes,
seduciendo a la nieve que te abrasa.

Te amo en noches plenas desde el magma,
con volcanes que inspiran nuestro encuentro,
en crepúsculos ebrios de belleza.

Te amo en el océano recluso
que pretende sentir la vibración
de tu piel enredada en mis espejos.


Ana Muela Sopeña

PLEGARIA

*
Al encontrarme con la puerta del enigma
elevé mi plegaria,
a través de las manos del desierto.


Ana Muela Sopeña

EL TIEMPO DESINTEGRA

*
El tiempo desintegra las visiones
con cerraduras de humo
y recuerdos perdidos en relojes
de arena y densa niebla.

El tiempo se comporta como un monstruo,
ahora hace importante lo que toca,
mañana ya no es nada, sólo tiempo.

Las horas melancólicas
arrastran mi tristeza por espacios
consagrados al mundo de las sílabas.

Parpadean minutos en su trono,
para obsequiarme con sus dulces de frambuesa.

Los segundos depredan
como animales que salvajes me persiguen.

El tiempo es lo que hace que te ame,
escucho los latidos de tu cuerpo,
entre sístole y diástole
me entrego a tus mareas invisibles

y quiero que respires al unísono
con mi silencio.


Ana Muela Sopeña

DESDE OPHIUCUS

*
Aquellos días
eran sustancia apátrida
y bailaban desnudos en la sombra.

Mi corazón de abismo silenciado
caía por las cuestas

de la desolación
en trampas de animales
y en aromas cargados de mutismo.

Aquellos días filtraban humo negro en mis visiones

y apareciste tú con tu palabra mágica,
envuelto en el misterio de los druidas.

Me diste la queimada,
hicimos el conjuro
y fusionamos sílabas
con el esperma virgen de las olas.

Todo seguía igual en mi universo,
ningún indicio delató nuestro secreto,

pero las tumbas enigmáticas
cerraron puertas al temor.

Te abriste a los poemas del deseo,

me abrí a tu ambiente suave en sortilegio,
a tu plegaria de los astros,

y desde Ophiucus
contemplamos el mundo sin el velo.


Ana Muela Sopeña

NO SOMOS MUÑECAS

*
No somos muñecas
en horas grises con aburridas letanías,
para ocultar el matiz de las grutas.

Bajo la lluvia
late siempre la madre,
entre rosas veladas de ensueño.

A través de los huesos de la necesidad
una fiereza melancólica
busca las espigas del mañana,
en el vacío abrupto.

No somos marionetas en penumbra.

Habita mis insomnios,
dame el mundo de arena.


Ana Muela Sopeña

PUNTO VACÍO

*
Un lugar en la niebla
respalda teorías
del punto vacío en la memoria.

Allí piden promesas
los ojos de la vida y de la muerte
entre ensueños velados.

Miro horizontes suaves
y encuentro equidistante el sacrificio
de la belleza alada primigenia
y lo terrible.

Un espacio de bruma,
en sortilegio de submundos,
me ofrece el aire a bocanadas
y sigo caminando entre la luz
hacia el atisbo primero de una letra.


Ana Muela Sopeña

jueves, 28 de agosto de 2008


DESDE EL ÁRBOL

*
Desde el árbol del tiempo
sublime y meteórico
el rayo de la luna y de la muerte
me lanza sus promesas

hacia el lugar de bruma
sigiloso, enigmático
donde la vida encierra entre sus fauces
el mundo depredado por la sombra.


Ana Muela Sopeña

ME ENTREGO

*
Me entrego a las mareas
seducida por lunas hedonistas,

al viento de la tarde
con pájaros de bruma en el silencio,

a la brisa cadente y melancólica
que inunda mis pupilas de sorpresas,

al fuego creador
que me ilumina siempre en el crepúsculo,

trayendo con Erato las palabras
que me aproximan a tu cueva.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 27 de agosto de 2008

A VECES SE DORMÍA

*
A veces se dormía
sumido en pensamientos de suicidio,

caminaba sin rumbo por la vida,
entre árboles velados y entre nubes

y la velocidad era su aliada.

A la deriva siempre,
entre el sueño del mundo y el delirio.

Su alma perseguía
el abismo del aire y su nostalgia.

Su ser vivía en varios edificios:

un edificio era como el sol,
anudado a la luz y a las auroras,

otro edificio estaba en suave sombra
trenzado con la luna y los crepúsculos.

Su mirada perdida se encontró con la mía.

Entonces ya no pudo sustraerse
al placer de ser uno con mi aliento...


Ana Muela Sopeña

SE ILUMINA LA LLUVIA

*
Camino sin un rumbo,
por la ciudad dormida
hacia lo incierto siempre
sin átomo de ira.

Me fijo en cualquier árbol
en aceras de bruma,
en plazas circulares
y en rostros de la luna.

Medito con las nubes,
para sentir al alma
la magia de las flores
en lúcidas palabras.

Conecto con tejados
y suelos de cemento,
mientras mis pasos van
acordes con el sueño.

Se ilumina la lluvia
en la piel de la niebla
y la ciudad me trae
en su cuerpo quimera.


Ana Muela Sopeña

AQUELLA NOCHE

*
Aquella noche supe
que harías de mi vida algo muy cálido.

Te presentaste tan desnudo,
sin máscaras de lluvia,

que sólo pude sorprenderme
de la luz adherida a tu nostalgia.

Ahora, han pasado los días,
las semanas, los meses

y te llevo en mi alma
seducido por la bruma del crepúsculo

y tú,
me trasladas a tu mundo
entre las letras de aquel puzzle,
rescatado de un fantástico baúl,
en el desván de la memoria,
por el rayo sumergido en el mistero.


Ana Muela Sopeña

SEIS SEÑALES

*
En el rincón del vértigo
abrazo tu naufragio,
para emprender un viaje al fin del mundo.

Allí hemos de encontrar las seis señales.

La primera es espejo de memoria,
persistencia absoluta en el crepúsculo.

La segunda es la sed fuera del límite
en el lugar concéntrico
en tu boca.

La tercera es el juego del delfín
que protege a su grupo día y noche.

La cuarta es el umbral hacia lo libre.
Afuera los chantajes y sobornos.

La quinta es el capricho de tu piel,
hedonismo sin trabas, sin obstáculos.

La sexta es mi destino sin pasado,
para empezar de nuevo desde cero.


Ana Muela Sopeña



I CHING

*
Acudí al I Ching
para resolver la incertidumbre.

Tiré las monedas.
El primer hexagrama
fue
29. K'an / Lo Abismal, El Agua.
El peligro venía,
y venía con ojos de Gorgona,
a quedarse con dientes de animal
en mi interior sediento de proezas.

El segundo hexagrama
fue
20. Kuan / La Contemplación (La Vista).
Liberada del yo la paz me envolvía
en aguas de azurita y lapislázuli.

El tercer hexagrama
fue
21. Shig Ho / La Mordedura Tajante.
En este estado de cosas,
desperté del sueño
y descubrí que el oráculo
me respondía con aquéllo que importaba
y me llevaba por el camino de lo armónico
hacia mi centro sumido en los vórtices de luz.

I Ching y pensamiento eran uno.

El oráculo me aquietó.

Seguí caminando
en la certidumbre de la incertidumbre más voraz...


Ana Muela Sopeña

RÍO SUBLIME

*
El río misterioso
llevaba en su caudal arena y agua,
para curar estigmas de los siglos
de todas las mujeres maltratadas,
hombres envenenados y niños malheridos.

La gente se bañaba en ese río,
para sentir un bálsamo de luz.

La piel se restauraba de la sombra,
de insultos y de abusos,
de humillaciones fuertes, de la rabia.

El corazón salía como nuevo,
el agua milagrosa
permitía olvidar todo el pasado.

Ese río sublime
recogía las aguas de las cumbres
de un monasterio blanco en la montaña.

Allí los monjes eran
partícipes del mundo con sus cantos
y sus meditaciones.

Con su música sacra
convertían el agua en algo único.

El agua era la vida del espíritu.

Por eso el río era
como una medicina bien antigua,
curaba a las personas de su herida.

Al desnudar a un hombre
que parecía un diablo viejo y pérfido,
se observaron las marcas del maltrato.

El río milagroso
le curó para siempre de su mal.

Descendientes y ancestros también se restauraron
iluminados por el rayo de la vida.


Ana Muela Sopeña

martes, 26 de agosto de 2008


ERES ENTRE LAS ALGAS

*
Eres entre las algas
la pereza del mar y las nereidas

y la soberbia etérea del océano,

la lujuria del viento en el crepúsculo,

la gula de las nubes de canela,

la ira de los dioses que en su bruma
extrañan el camino del ensueño,

la envidia de los árboles desnudos
que susurran estrellas en sus ramas
y construyen ciudades invisibles en la raíz del agua,

la codicia del fuego entre mis ojos
que desean mirarte sin espacio,
sin horas y sin límite de sueño.


Ana Muela Sopeña

DESDE EL NAUFRAGIO

*
Sol
eres.
El tiempo
en tu boca
desde la luz
me abraza con círculos
de belleza concéntrica.
Por ello te miro
desde el naufragio
en el límite
del mundo.
Luna
yo.
*
*
*
Ana Muela Sopeña



RAÍZ DEL AGUA

*
En la raíz del agua reside tu tristeza.

Te cuesta interpretar esas señales
que obligan a tu ser a desnudarse
en los abismos níveos del silencio.

Pero algún día
emergerás sin niebla hacia la luz.


Ana Muela Sopeña

CASTILLOS UTÓPICOS

*
Tu alma del mundo entre la piel de niebla,

clandestina y oculta,
en tejados con humo de nostalgia.

Tu espíritu inquieto
se lanzó en paracaídas y no había nada.

La emoción de tu centro
persigue luna y algas prisioneras,
para lograr una amnistía
de todo lo romántico y salvaje.

Todo lo que castraron de tu niño
emerge ahora como un géiser,
como el manantial de la diosa Afrodita.

Vuelve la infancia en ráfagas de antojos
y en castillos utópicos de arena,
en los pretiles huecos de la historia.

Regresa tu juventud en una cámara
de filmación de cortos
clasificados "S".

CRIPTOGRAFÍA DE LA LUZ

*
Criptografía de la luz
en tus letras ocultas tras el círculo
de lamentos que juegan
al escondite.

Engrama lúbrico en la estrella
que se maquilla con la sangre
de nuestros sueños.

Eterna sombra que persigue el paraíso entre mi piel
y tus ojos de dios griego y desnudo.

Anhelos hartos de censuras
que olvidan cualquier norma entre los límites,
en cajas de caudales sin un código.

Roba de mí el secreto de humo,
para que pueda secuestrarte
sin altercados.

Tú sabes que no amo los escándalos,
pónmelo fácil.


Ana Muela Sopeña

DESNUDEZ DE LA TARDE

*
El cadáver de la tarde
me arrastraba hacia el océano,
en sus manos sumergidas
en las tinieblas del tiempo.

A lo lejos pude ver
blanca luz en el crepúsculo
inundada de belleza,
como atisbando otro mundo.

En un naufragio de fuego
divisé un barco a distancia
y me apresuré a salir
entre las algas del agua.

Resultó ser espejismo.
La desnudez de la tarde
me trajo en bandeja un sol
enamorado del arte.

En un abismo de ónix
se suicidaron los pájaros,
pero yo quise ser nube
y me convertí en un árbol.


Ana Muela Sopeña

lunes, 25 de agosto de 2008


SALVAJE COMO LA NIEVE

*
He visto un lobo de piedra
sumido en la nostalgia.

Inscribo en su guarida la belleza
de caricias ausentes en la luz.

Cuando lo miro
me parece imposible estar cerca de él.

Es salvaje como la nieve en el silencio
y alegre como un mirlo.

No teme a la muerte.

He visto un lobo de bruma
atado a la emoción del mundo.

Tengo una amistad con ese lobo
que me lame las manos
desde el alba hasta el anochecer.

Cuando hablo con el lobo
estoy creando
desde el origen.

Vuelvo a recuperar
el sentimiento de asombro.


Ana Muela Sopeña

JAGUAR

*
En tu mirada de jaguar
se reflejan susurros en la noche
y dejo que tus dedos me reinventen.


Ana Muela Sopeña

ATISBO

*
Atisbo de amapolas en la niebla,
entre el misterio críptico de un bosque
donde perdiste las señales
de identidad más firmes.

No veías las huellas,
la lluvia las borró con su nostalgia
y todo fue anegado en el silencio.

La madre poesía te acogió
entre sus brazos maternales
y te dejó bailando en esos códigos
de noches invadidas por la música.

Allí,
en soledad azul
despedidas sin besos, entre sábanas,
los puntos suspensivos siempre en ti.

Y todas las mujeres de tu lista
terminaron sus días en la cueva
de la desolación del mutismo.

Salí de ese destino prefijado
por la visión del sueño.


Ana Muela Sopeña

domingo, 24 de agosto de 2008


TE OFREZCO

*
Te ofrezco mis vocales
apresadas en tigres y panteras,

mis consonantes llenas de deseo,
mis palabras sumidas en la bruma,

mis versos entregados al delirio,
mis estrofas cargadas con los símbolos,

mis poemas de viento cadencioso
y mi sonrisa.


Ana Muela Sopeña

ADN

*
Filamentos con luz en su estructura,
nucleótidos suaves con relámpagos
de inusitadas voces y algoritmos.

Espirales en cáliz del enigma
entrelazan pasado con futuro,
en sustancias de estrellas y asteroides.

Adenina
surgiendo del espacio,
con el amor del mundo en su silencio,
encriptando la música de Isis.

Timina
creadora de las artes,
en jeroglíficos de nubes,
soñando letras y conjuros, entre jadeos y suspiros.

Citosina
sublime, respirando
la verdad de la escarcha entre los lirios
que esperan la embriaguez bajo la lluvia.

Guanina
en la mirada ebria y cálida,
cuando el mundo se torna una liturgia
escondida en la bruma de la tarde,
para expresar abismos sin temores.

Los cuatro nucleótidos son siempre
seducidos por geómetras,
demiurgos constructores del aliento
y las sílabas numen, sin heridas.

Mutaciones divinas hacia el orbe.

El Ser Humano dulce en un hexágono
con adn libre hacia las Pléyades,
incendiando el sonido original.


Ana Muela Sopeña

PIEL DE NUTRIA

*
Quiero enredarte en luces primitivas,
retroceder al mundo paleolítico,
mientras tú cazas raudo el gran mamut,
yo quiero estar curtiendo piel de nutria.

Quiero volver muy pronto
al mundo sombra,
cuando las vidas eran
tan precarias
que un día de gran frío
o una hambruna
podían suponer
el fin del clan.

Quiero buscar en cuevas tus pinceles
con los que tú pintabas el bisonte,
para poder cazarlo fácilmente
y repartir al grupo buena carne.

Quiero que entre tu
e
s
t
r
e
ll
a
me
p
o
s
e
a
s
como si
f
u
e
r
a
yo la única
h
e
m
b
r
a
del cristal de la
T
i
e
r
r
a
en su conjuro,
mientras yo te revelo el gran enigma.

Quiero desde las Pléyades sentirte
y notar que eres hombre ya despierto,
receptivo a los círculos de piedras
consagradas con danzas a la diosa.


Ana Muela Sopeña

sábado, 23 de agosto de 2008


ME REPATRIASTE

*
Arrojada al abismo
de la desesperación y del silencio,
no supe que pensar
cuando me repatriaste de tu boca.

Entonces, supe con certeza
que mi vida era sin ti,
que mi búsqueda era sola,
sin tu manipulación y tu vacío.

Con el tiempo
entendí que eras de piedra,
que todas tus argucias
iban encaminadas a engrandecer tu ego
frágil, pequeñito, adormecido, sin alas...

Me fui a otro paraje
y me desenvolví perfectamente sin tu aliento.

Ahora soy libre,
no te necesito,
ni tu desolación,
ni tus huecos de pánico,

desperdiciaste tu oportunidad,
ya no regreso.

He encontrado otra piel, otro hogar, otro destino
y tendrás que asumirlo.


Ana Muela Sopeña

CONTRA VÓRTICES

*
Dudas de la noche sin raíces,
cuando todo se anega en el silencio
y sólo tras tu voz escuchas nada...

Difusa la visión de otro futuro,
en el aire se estrella contra vórtices
de inconcretos espacios...

Te preguntas si todo es espejismo,
sus palabras en redes,
su mirada de sueño
su belleza dormida en tu piel fría.

Intentas desarmar el criptograma,
con lógica venida de muy lejos,
pero no te es posible.

Tan sólo la emoción de las luciérnagas
te persigue en lo oscuro.

A través del reloj con nudos rotos
vas observando el mundo sin tu máscara.

Las cosas se suceden en delirio,
la penumbra te envuelve en sus enigmas,
el abismo te invita a ser acróbata,
ir por la cuerda floja...

Incertidumbre...

Un acto es algo mágico,
puede cambiar un destino.

El héroe es el que arriesga a todo o nada.
Lo difícil es jugársela...

Los milagros están para quien cree.

Detras de tus preguntas está el mar
de mis ojos en bruma.


Ana Muela Sopeña

viernes, 22 de agosto de 2008


ÁMAME ENTRE LAS SOMBRAS

*
Ámame entre las sombras del deseo,
en la memoria alada de un naufragio,
con tu piel en mi ausencia de los siglos
y mi piel en tu estrella de futuro.

Ámame como un hombre
condenado
a morir en el fuego
de la sed,
por las calles secretas
de penumbra,
con el intento errante
de la voz.

Ámame por las noches con tu cuerpo,
entregándome todo lo más hondo
de tu espíritu libre iluminado.

Ámame por el día
a plena luz,
con tu mente curiosa
siendo cómplice,
en la locura suave
de un poema.


Ana Muela Sopeña

BRUMA DEL AGUA

*
En la distancia
me seducen tus ojos
de lluvia suave,
por la bruma del agua
en el frío de invierno.


Ana Muela Sopeña

NAVEGAR EN EL EXTRAVÍO

*
Navegar en el extravío
sin la luz de las galaxias del ensueño,
con átomos de ónix
adheridos a mi rostro,
no es lo que deseo para mí.

Lo que realmente me seduce
es caminar con fuerza hacia tu centro,
iluminada por Orión, con células de nácar
meciéndose en mi cuerpo de radiancia.


Ana Muela Sopeña

RUMOR DEL AGUA

*
Entramado de versos
en el precipicio de la muerte,
con el rumor del agua
recibiendo los mundos de la sombra.


Ana Muela Sopeña

ABUNDANCIA DE AGUA

*
Agua en las células antiguas como el mundo iluminado.
En nuestro cuerpo un mar de agua vibrante
baña nuestro dolor y nuestra dicha. En hogares el agua
entrañable protege las heridas o los instantes plenos de silencio.

Agua en la región del agua,
sinuosa lluvia de belleza transparente
asolando desiertos. Agua en el país del vértigo
de las gotas soñadas por el agua. Agua en Europa sin límites.

Agua en la Tierra de todos. Desde la célula,
diminuta y serena con su líquido, hasta Gaia,
majestuosa y soberbia, hay un hilo que conecta:

ese hilo es la emoción. Sólo habrá abundancia de agua
cuando purifiquemos nuestra alma individual y colectiva
y la palabra solidaridad deje de ser una Utopía.


Ana Muela Sopeña

UMBRAL

*
En el umbral del viento
un hombre desde el limbo me alimenta
y me sueña con alas de hada-mariposa.

Cada noche construye con su mente
un palacio de fuego para mí.

En lo oscuro seduce a mi alma-piel
y entre conjuros lúdicos de lluvia
me lleva por lugares de obsidiana,
donde no existe el tiempo ni el espacio.

Cada día renuevo mis tesoros
con el sueño sublime
del hombre que en su limbo
me susurra
sortilegios de sílabas hambrientas.

En el umbral de signos
una mujer perdida se reencuentra
con letras de otros mundos entre bruma,
donde no existen normas ni tabúes,
donde el límite es sólo
lo imaginado desde el ángulo
de penumbra y delirio.

El laberinto errante de cristal
está lleno de espejos

y estos espejos hablan desde libros
que nunca se han escrito.

Yo viajo cada tarde al laberinto
investigo en espejos,
miro mágicos libros y allí me documento,
para plasmar en versos los enigmas
del palacio escondido

del tiempo de los sueños desde el sueño.


Ana Muela Sopeña

jueves, 21 de agosto de 2008


MUJER EN SOMBRA

*
Una mujer en sombra te conoce,
te lleva entre su piel y en sus dos ojos,
te seduce en lo oscuro sin sus células,
incorpórea se lanza hacia tu centro.

Desde el caos prenatal
te da sus alas,
para surcar un cielo
de caricias,
allí bebes del mundo
y de la aurora,
alimentas tu grieta
y tu vacío.

Una hembra en lo oculto te restaura
de la vida monótona, gris, sórdida,
te traslada a galaxias clandestinas.

Una mujer de luz
te da sus iris,
para que tú contemples
lo que existe
con la mirada nueva
de la infancia.


Ana Muela Sopeña

HORMIGUERO HUMANO

*
En el umbral del viento
las hormigas cerraron su hormiguero
a aquellos seres nube extraños al silencio.

En medio de su orden y su caos
la reina-hormiga hablaba de poder.

Las obreras querían contentarla
ofreciéndole todo su trabajo
y no se permitían disentir,
tenían miedo al caos.

Y los zánganos hacían de las suyas
tomaban un daikiri
en la costa del árbol de la muerte,

con hembras súper rubias,
receptivas al negocio del reptil.

La reina no sabía que sus zánganos
se cruzaban con hembras de otra especie.

O no deseaba saber...

Y las obreras jugaban pasatiempos matemáticos,
para expresar su inteligencia emocional
de un modo correcto.

La reina precisaba
obreras que no fueran muy rebeldes
y zánganos que fueran mentirosos,

para seguir con la costumbre
de la organización
colectiva de los genes,
antiguos como el mundo.

El hormiguero humano
proseguía su giro casi atávico,
entre las cuerdas del mutismo
y el desastre del miedo a cambios drásticos.


Ana Muela Sopeña

SUEÑAN LOS PÁJAROS

*
Sueñan los pájaros
que hiberno con tu piel sobre una rama
de sauce caprichoso
en medio del verano,
sabiendo que entre el humo habita la nostalgia.

Y miro entre calima los crepúsculos
desde el centro del árbol,
para sentir la vida en su misterio.

Percibo los enigmas
ancestrales en códices de signos,

como un susurro
en el umbral del tiempo, con las rosas atávicas,
sujetas a biorritmos
del mundo en su silencio que rota como el astro
hacia el perpetuo círculo

de la sombra y la muerte entremezcladas,
con la unión de visiones oníricas,
en puertas con un símbolo
de luz oculta.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 20 de agosto de 2008




ME GUSTAS

*
Me gustas en la noche,
laberinto en distancia de extravíos
contados por un pájaro de sueño.
Saturación de amor,
dulcemente sublime entre la brisa,
luz de lluvia abrazada a Bellatrix.


Ana Muela Sopeña

*****
Bellatrix: Estrella de la constelación de Orión.

ESPEJOS DE NIEBLA

*
Espejos de niebla,
en tu piel abducida por gaviotas
incardinadas en la música
del cruce de caminos de las musas.

Cristales de bruma,
en tus ojos bendecidos por libélulas
sujetas a la ley del tiempo cósmico.

Reflejos de agua,
en tus iris antiguos y desnudos,
consagrados al espacio sideral.


Ana Muela Sopeña

CÍRCULO ATÁVICO

*
En el círculo atávico
retaron a aquel hombre a ser de hierro.
Lo llevaron a un monte,
allí pusieron trampas peligrosas,
debía caminar de sol a sol
sorteando las trampas,
con los ojos vendados y sin rádar.
Algunas de las trampas
eran muerte segura o desmemoria,
otras sencillamente
llevaban al abismo
sin preguntas de sueño.


Ana Muela Sopeña

TERRITORIO DEL SUEÑO

*
Todo terminó
cuando te fugaste hecho cenizas
a otro mundo diferente.

Ahora sólo vago entre las sombras.
De vez en cuando alguien
me hace señales desde el sueño.

Pero es sólo eso. Sólo un sueño.

Continúo dormida entre el abismo
del vértigo inconcreto de la vida
y la desesperación por las reformas.

Mi casa está en obras.

No sé cómo terminar
con un lobo que me habla
desde el bosque
o una hiena que transforma
mi locura.

Permite que el sendero sea cierto,
permite que mi vida sea vida,
arráncame del territorio
del sueño.


Ana Muela Sopeña

ARROJADA

*
He sido de nuevo arrojada al vacío,
a la desesperación de la crudeza
de la exclusión del mundo,
al exilio de los repatriados en lo oscuro.

Ya sé que todo es maya
que todo es fugaz
que no puedo asirme a nada
que no existe un lugar para mi piel.

Que la alucinación de la locura
se ha tornado palabra invisible,
un tiempo de belleza imaginada,
porque la realidad se extinguió
en el sendero del mutismo.


Ana Muela Sopeña

PRECIPICIO

*
Un precipicio
en el árbol del ahorcado.
Dedos de plata,
mientras el gato observa
los círculos del mundo enfebrecido.

Oasis suave
en el sector del ángulo.
El tacto de la arena
derretida en fulgores de silencio.

Algas de arrullo,
con Mercurio doblado en el mutismo.

La vida canta melodías
en el lugar del aire,
con espacios curtidos por el vértigo
de los rostros amados por las brújulas.

Un asesino de miradas
intentó robarme el alma,

pero los ruidos me alertaron
y salí corriendo.


Ana Muela Sopeña

LA HUÍDA

*
La huída en tu palabra
me generó un lamento muy profundo.

Fui cayendo,
por un acantilado sin promesas,
en las raíces de la nada.

Y en la fisura de tu grito
me deslicé hacia un mundo
de desmemoria.

Un reino sin archivos,
sin álbumes, sin fotos, documentos.

Allí me diluí en el vasto océano.


Ana Muela Sopeña

DESMEMORIA

*
Desmemoria en momentos
iluminados por la bruma
de la belleza.

Emergen desde el sueño dos raíces
de inusitada infinitud.

Una raíz es tu alma,
errante por senderos de la nada
que construyó dos arcas de Noé

y ahora se pregunta si las arcas
le llevan a salvarse del diluvio
o a condenarse para siempre
al mutismo extraviado en las montañas.

Otra raíz es mi alma,
vacilante entre el dolor y la esperanza,
en castillos de visiones,
usurpando a los oasis
el agua de los sabios y viajeros.

Y la pregunta es:
¿qué valor es más grande que la muerte
para derrotar a lo invisible?


Ana Muela Sopeña