martes, 13 de enero de 2009

CABALGO

*
Cabalgo entre la luna de la tarde
y extiendo mi cabello hacia el océano,
te rozo con luciérnagas de piel
y ensortijo mi pelo para vos.

Te adoro en el confín del universo,
diviso la osadía entre la bruma,
los labios de la noche me pervierten,
con pájaros de niebla en la distancia.

Mis dedos de placer te obsequian mirra
y un vientre de nereida te idolatra,
en la penumbra en éxtasis del mundo.

Tu cuerpo es ambrosía de los dioses.
Un animal de luz custodia tu alma,
con la sombra desnuda de mi voz.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Álvaro Ancona dijo...

Ana Muela:

el sutil erotismo que acompaña a este poema es ambrosía para los sentidos. Me encanta venir de visita.

Álvaro

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Álvaro, por pasar y dejarme tu generosa huella.

Es un lujo verte entre mis versos.

Un abrazo
Ana

Marian Raméntol dijo...

El éxtasis del mundo, no hay mejor lugar para ofrecer un vientre....

Besos
MArian

Ana Muela Sopeña dijo...

Hola, Marián. Me encanta verte por aquí.

Un abrazo fuerte.
Ana