*
Los días de crepúsculos
dormitan como el mundo,
entre sombras de fuego
custodiadas por búhos.
La verdad de la niebla
encanta al árbol de humo,
en bosques melancólicos
y escenas de conjuros.
Sortilegios de nieve
se encierran tras murmullos,
donde no llega el viento,
en palabras de lujo.
Los niños con el frío
se protegen con muros
y aprenden a ser nadie
como los vagabundos.
Ana Muela Sopeña
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