*
En pulsos amarrados a la sombra
mis latidos se pierden en la noche,
en el cuantum de estrellas,
entre la evocación al tiempo único.
El Aleph en tus labios seductores
y la aurora en mi vórtice interior.
Orfandad de la luna en su guarida,
como ave migratoria de regreso.
Del exilio he traido la experiencia
de soledad perpetua,
destierro consagrado a los abismos.
Un encuentro en los días jubilosos,
con luz agazapada en los rincones.
Ana Muela Sopeña
jueves, 29 de enero de 2009
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