miércoles, 14 de enero de 2009

TODA LA LUZ

*
Llevaba tras de sí
toda la luz,
para estrechar enlaces
con la vida
y sepultar lo oscuro
en los abismos
de lentitud disuelta
en los espectros.

Estableció sus pactos con la muerte,
para seguir creyendo en el gran sueño,
la proyección intensa de la infancia,
cuando de niños somos paraíso.

Alcanzó la fusión con las estrellas
y sintió de los árboles la voz,
inherente a los círculos de magia
de las dríades níveas de los bosques.

Olvidó entre la niebla
cualquier sombra
y danzó sobre el humus,
sin peligro,
obteniendo la alquimia
de la esencia
instaurada en el cosmos
primigenio.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Ángel Sánchez dijo...

Saludos Ana. Este poema es magnífico. Es completo. me gusta en todos los sentidos.
Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Ángel, por brindarme tus impresiones sobre este poema.

Un abrazo
Ana