domingo, 15 de febrero de 2009

EL SUEÑO DEL ASTRÓNOMO

*
En un observatorio con espejos,
mirando las estrellas de Eridanus
se durmió sin enterarse.
Ondinas entre risas
le mostraron la luz
de una gigante roja.

Después las salamandras,
envolviéndolo en fuego,
le enseñaron Galaxias de neutrinos.

Las hadas de Edasich,
a través del espacio sideral,
lo llevaron de la mano
a la Nebulosa de Andrómeda.

Urania deslizó bajo sus ojos
los púlsares galácticos más bellos.

Ninfas de Aldebarán
lo rodearon con un círculo.
Con hechizos y conjuros consiguieron
que viera un cuásar en mitad del paraíso.

Por último,
una niña druida lo acercó
hasta una supernova que soñaba
sonámbula en su nido de partículas.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Con un viaje así no se puede despertar siendo el mismo...

Besos
Marian

Ana Muela Sopeña dijo...

Claro, Marian, los sueños también transforman.

Un abrazo
Ana