domingo, 15 de febrero de 2009

EL SUEÑO DEL BIÓLOGO

*
En su laboratorio de cristal
se durmió entre probetas y pantallas.
Un enano del bosque le rozó
y le dijo al oído los detalles,
para secuenciar varios genomas.

Urania lo llevó hacia su palacio
y allí le mostró el código genético
unido a las estrellas, nebulosas,
galaxias de neutrinos y asteroides.

Las nefelai bellísimas y eróticas
lo llevaron volando entre las nubes
a unas lentes etéreas en un lago.
Allí logró mirar sin microscopios
estructuras de células perfectas
donde nada maligno entraba nunca.

Sibilas con sus largas cabelleras
le enseñaron danzando entre las rosas
ribosomas con luz
que iluminaban células oscuras.

Y diosas prehistóricas,
de la fertilidad y de la lluvia,
deslizaron en él curiosidad
por decodificar paso por paso
el gen mitocondrial del Ser Humano,
donde el misterio críptico del Hombre
tenía sus raíces.


Ana Muela Sopeña

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