miércoles, 11 de febrero de 2009

LA REBELIÓN DE LAS PALABRAS

*
Las palabras estaban secuestradas
en conceptos manidos sin mareas
y jaulas de cemento sin neuronas.

Querían serenarse, alzar el vuelo,
pero el pánico no instaba a la aventura.

Las palabras yacían torturadas
desde que diosas blancas en sus bailes
se habían censurado sin motivo.

De pronto las palabras
iniciaron la danza libertina,
hicieron una orgía furibunda
bebieron el licor de la mandrágora,
desnudaron su piel amedrentada
y empezaron a ser libres de nuevo.

Ahora se podrían ya liar
de modos diferentes, lujuriosos,
con las otras palabras, sin anillos,
ni documentos únicos de cánones.

En todo el mundo el árbol de vocablos
se vistió de etiqueta, sin corbata.

Las palabras rieron con sonidos
en todos los idiomas de la Tierra
y fueron a dormir con su pijama
de belleza sureña y picaflor.

Una ola gigantesca creadora
emanó de la especie Homo Sapiens
en formas diferentes nunca vistas.

Las palabras sellaron su gran pacto,
bailaron entre ellas sin horarios
y pintaron un hilo de color,
para unir entre risas su alma pícara.


Ana Muela Sopeña

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