*
Se la llevó la marea
lejos del novio asesino
hacia un sol entre cenizas,
sumergido en el abismo.
Ya no pudo discrepar,
la muerte fue su destino,
se encontró disuelta en bruma,
no supo ver el peligro.
Se la llevó la violencia
a otra dimensión sin gritos,
allí encontró a los espíritus
de la paz entre los siglos.
El silencio de los muertos
se cobró su piel de hilo,
conectada a otras mujeres
diluidas en el frío.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ver una entrada al azar
2 comentarios:
Ana... Qué decirte, que hace tiempo que no te leo y de veras sentía ese hermoso quehacer, el de pasar por tus letras.
Como siempre; magnífica tu pluma
y com siemre,
un abrazo admirado
Gabriela
Gracias, Gabriela, me encanta verte por aquí.
Un besito
Ana
Publicar un comentario