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¿A dónde van las voces de los muertos
cuando dejan la Tierra
y se convierten en cenizas?
Se quedan en el éter
o en la memoria críptica
de los que fueron sus amigos o familia,
permanecen en nubes
con signos jeroglíficos grabados,
pero también a veces
se quedan entre páginas de versos,
en diarios escritos, en libros publicados,
en vídeos o en CDs.
Las voces de los muertos
se amalgaman con voces de los vivos
y una cadena de placer o de dolor
se teje sin descanso en nuestro mundo.
Ana Muela Sopeña
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