viernes, 20 de marzo de 2009

LLAMÉ A UNA PUERTA

*
Llamé a una puerta
me abrió un viejo,
su rostro reflejaba la desidia.
A su lado una rosa
y una mujer ardiente como lava.
Pero se lo llevó la muerte,
como la muerte más profunda.

Llamé a otra puerta
me abrió un hombre
al lado había un niño
que miraba con asombro.
Se lo llevó el frío,
un frío intenso
como glaciar del Polo Norte.

Cansada de vagar entre las sombras
llamé a otra aldaba.
Me abrió una voz
desdibujada entre la niebla.

No quiso que lo viera.
Su imagen era siempre un gran enigma.

Vinieron las sirenas envilecidas por la noche
y se lo llevaron
antes del alba
a un submundo de bruma en el silencio.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Marisol Cragg de Mark dijo...

Allí me veo yo tocando puertas.... despertaría bañada en sudor. Te he leído con gusto. Vengo del blog de Leni.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Marisol, por venir.

Un besito
Ana