*
La noche presentía
el cuerpo devorado por su sombra
en medio de la luz.
El enigma del tiempo
extrañaba sus iris de la infancia,
envueltos en la lluvia
de un caos entrelazado con el pánico.
Un instante seguro le hizo ver
los ojos de las muertas
bajo las lunas-víctimas
y la embriaguez de un mundo desquiciado.
Ana Muela Sopeña
sábado, 28 de marzo de 2009
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4 comentarios:
A veces mejor cerrar los ojos, llenarlos de sueños que hagan más leve los arañazos de la noche.
Un abrazo!
Sí, es mejor llenar con los sueños los arañazos, Elisa. Este poema es un poco inquietante, lo sé. Nació así.
Un beso
Ana
Hola Ana, me alegra encontrarte aunque sea al trasluz de esta noche dura.
La simbología de lo oscuro asombra los ojos de inquietud y de belleza lírica.
Un abrazo.
Gracias, Santiago, por pasar y dejarme tus palabras.
Un abrazo grande
Ana
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