*
Humo,
en guaridas amadas de silencio.
A lo lejos se escuchan los sonidos
de la luz anegada en sombras frías.
Humo,
sobre el muelle dormido con los barcos,
en un suave estertor de niebla cálida.
Humo,
en tu alma de bruma
sumergida en el agua de libélulas.
Humo,
en mis ojos al sur de la belleza
que extravían espectros en la noche.
Humo,
cuando abrazo tu piel,
con luciérnagas níveas del crepúsculo.
Ana Muela Sopeña
lunes, 20 de abril de 2009
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