*
Los caballos salvajes
cabalgan mi luna de amianto.
Entre lazos de sangre te di mi sonrisa del alma,
para encontrar el vínculo del agua.
Te ofrecí mis secretos
en ánforas llenas de vino.
Y me pregunto ahora
¿a quién descifré mis enigmas?
Te conozco,
me conoces.
Se abren los cofres del mundo.
Te desconozco,
me desconoces.
Los umbrales del viento ya se encriptan.
Te conozco,
me conoces.
Las puertas del deseo se entrelazan.
Te desconozco,
me desconoces.
Una pregunta anida bajo el hielo.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
La dualidad, conocimiento e ignoracia, siempre incuantificable, siempre dejando dudas bajo el hielo.
Un abrazo
MArian
Una pregunta anida bajo el hielo, entre dos aguas más o menos lejanas...
Quizás la respuesta no importe, porque nada es real, cuando las puertas del deseo se entrelazan y la vida se abre a todos los secretos descifrando todos sus enigmas. O tal vez porque todo es verdad cuando finge la llama que se apaga... y me conoces.
Mil besos, meiga.
Manuel
Sí, Marian, cuando las dudas aparecen nada parece real en una relación.
Un beso
Ana
Muchos besos para ti, Manuel.
Un abrazo
Ana
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