*
Un amor de visiones casi etéreas,
en el valle del hambre y de la herida,
se arroja a los océanos
y contempla arrecifes.
Un atolón vibrante en la hierba abisal,
con jade misterioso,
como un susurro.
Anochece en las rutas de caricias
mientras tú te desangras en esos aguaceros de las calles,
con hilos de nostalgia primigenia.
La brisa te serena,
entre la piel amada del subsueño,
y las ruedas del mundo.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Muy hermoso Ana. Me sugiere mucho.
Muxu bat. Soco
Gracias, Soco, por pasar y dejar tu huella generosa.
Un beso grande
Ana
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