*
El sol desde su cumbre ha levantado
las sombras de la noche y la tortura
de estar sola en la nieve y sin figura
del sueño sin historia desarmado.
La luna entre las nubes se ha quedado
enferma con su gripe y calentura,
cuidando de mi piel y siendo pura,
arribando en un puerto ya asombrado.
Espejismos del mundo dejan ciego
al hombre que pretende ser mi amante,
por eso yo lo veo como un mito.
Enciendo chimeneas y voy luego
a estar con mi alma blanca y rebosante
muy dentro de la luz áurea del rito.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario