I
La sal gime llorando en mi interior
y la tristeza viaja hacia dos soles,
con la luna que pacta con erráticos
entre niebla difusa.
II
Mi memoria no sabe de derrumbes.
Los cúmulos de lluvia me fascinan
y desde mi ventana los contemplo.
III
La suavidad del día me serena.
A lo lejos montañas
con la bruma sonando en mi interior.
IV
El desierto solloza
con los ángeles blancos en sus grutas.
Mientras,
en citas clandestinas,
los amantes perdidos se entrelazan,
sabiendo que su luz
yace en la sombra
del océano fértil.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Magníficas ráfagas poéticas, Ana, con esa impronta tuya tan característica.
Un abrazo
MArian
Gracias, Marian, por pasar y dejar tu huella.
Un beso grande
Ana
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