miércoles, 21 de octubre de 2009

HOLOGRAMA DE SILICIO

*
La ciudad era un cúmulo
de sombras adheridas a las calles.
La gente no miraba
a los ojos de nadie,
tan sólo respiraba imperceptiblemente.

El frío se adueñó de las mujeres
que en sus barcas de sal,
con lágrimas de seda,
esperaban la mano protectora.

La abulia esclavizó a todos los hombres.
Reptaban por los parques,
como boas hambrientas y ateridas,
buscando el pulso cósmico
de las hembras sin tiempo
que habitaban los bosques del asfalto.

Una luz cegadora
sorprendió a las mujeres
y sus relojes biónicos
se pusieron en marcha.

En el abismo suave del crepúsculo
una mujer antigua
sedujo a los androides de la mátrix
con su holograma de silicio.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Será siempre el deseo que suscitaremos por lo orgánico a aquellos seres de silicio. Logrado escenario Ana, una retrospectiva en nuestra ciencia ficción y que añade un pulso, un libre deseo, sea que fuese cósmico, que introduce, que lo hayaría en estructuras celulares, bioquímicas.
Dudosamente entre microplaquetas y en estrictos modos de procesamiento.

¿Dónde el dolor en las conducciones o flujos de energía? Adivinar entes que soporten esa carga. Un bien, formulada pregunta en tu poema.

Un besote

Ana Muela Sopeña dijo...

Creo que el futuro ya está aquí. Los códigos binarios del ordenador nos están cambiando. A veces creo que demasiado.

Agradezco tus palabras e impresiones.

Un abrazo grande
Ana