*
Vagaba por galaxias interiores
en la piel del espejo,
adivinaba el mundo
en sus dos manos,
pretendía escuchar
los sonidos del agua.
Filtraba los desiertos en su vientre
y sollozaba siempre en el silencio.
La mujer de la noche era de plata,
de algas y de espuma del océano,
se unía con las lluvias del marasmo
de la vida en los hielos.
Deambulaba por ríos y barrancos,
como holograma incierto de nostalgia.
Se adhería a los vientos espectrales,
en precipicios de misterio.
Ululaba con búhos en los árboles
y entregaba al espacio sus secretos.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Bello poema, querida Ana...
Muy lindo tu blog...
Volveré...
Besos
Maria Lua
Gracias, Maria Lua, por pasar y dejar tu linda huella entre mis versos.
Un abrazo
Ana
Publicar un comentario