*
Melancolía en el espejo,
cuando las voces suenan a distancia
sobre los precipicios de la herida.
Nostalgia de granadas y de fresas,
como néctar de pulsos invisibles.
Apátridas los cuerpos
se derriten en campos de la muerte,
en desintegración hacia el vacío.
Una marca de guerra
ha exterminado al hombre.
Bajo su piel de plomo
habita todavía un tren de infancia,
con los vagones mágicos, secretos,
donde viajan los sueños, los parientes,
y los antepasados subterráneos.
El árbol genealógico del mundo
en el oro despierto.
La batalla no ha llegado a fin,
aún queda un armisticio
sobre el vientre traslúcido de la extranjera alegre
o en la visión de arena de Minotauros lúdicos.
Continúa la lucha hasta el final
para llegar al centro, como en el laberinto,
pero esta vez con miles de hebras áureas
y con cientos de Ariadnas
que combaten por causas imposibles.
Ana Muela Sopeña
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6 comentarios:
qUERIDA aNA, COMO SIEMPRE MÁGIA EN TUS VERSOS ¿TODO BIEN?
UN ABRAZO STELLA
Un poema muy de nuestro tiempo, muy, del nuestro, de ahora. Es magnífico y yo estoy plenamente contigo en el poema. Su desarrollo final es un modus vivendi, el que nos toca vivir, muy a pesar de todo. Un embate o mejor dicho una resistencia por un paraíso que es nuestro, y que no habremos de dejar que nos lo arrebaten. Donde todo a de ser continuidad, aquello que tuvo su mejor sueño ya és apuesta lúdica. Habrán de ser el mejor plantel que seamos capaces de forjar, un, ahora majestuoso modo laberíntico, constructivo. Nuestra infancia, su pulsión espectral pero creadora apuesta fuertemente por ello, irradia y avanza su pequeña luz. Hoy es el mundo mejor, que aquel que me vió nacer, ahora perfectamente
“...con miles de hebras áureas y con cientos de Ariadnas”
Preciosa la imagen que ilustra el poema
Un besote
Querida Stella, ya te conté algo por teléfono. Bien, dentro de un orden. Gracias por brindarme tus palabras.
Un abrazo grande
Ana
Miguel, me encanta tu comentario tan elaborado y sugerente.
Eres muy generoso y te lo agradezco mucho.
Te dejo un abrazo grande, amigo
Ana
Tienes razón, poeta: La nostalgia a menudo es ese "néctar de pulsos invisibles".
André, es un placer verte entre mis versos.
Te dejo un abrazo
Ana
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