*
Nadie llega a mi alma como tú.
Despacio, sin la prisa de ciudades,
en calma dedicada a diosas cálidas.
Por el aire percibo tus guaridas
en los silencios del submundo.
Ahora intuyes la mirada
de estatua sumergida en el mutismo.
Y te llevo conmigo, en la palabra,
para ser y dar cuenta de los versos
en las imágenes de lo ínfimo
o en la magia trucada de los días,
consagrados instantes de belleza.
Ana Muela Sopeña
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