*
Una presencia triste
en el gris de la tarde tormentosa.
Parecía kafkiana.
Se colocó sus guantes.
Más allá de la vida y de la muerte
el sueño deslizaba entre sus ojos
el rayo de la luna
en el cristal sediento de caricias.
La mujer en su mundo
había desterrado
la sombra en el espejo de obsidiana.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
La lluvia y sus milagros. Poema preciso en sus términos. Breve, nostálgico, insondable,.. magnifico. Sigue escribiendo así.
Un abrazo.
Gracias por tus palabras.
Un beso
Ana
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