*
Se incendian tus pupilas
en el corredor oscuro
de las dudas
y esperas que mis ojos
te lleven al punto nuevo
de la herida.
Inicias trayectorias inquietantes
que salvan la raíz del agua.
Bajo la piel de mimbre
deambulo por tus días y tus noches
en el aguacero del camino.
Eres aquél que me divide la desdicha
en mi sombra inundada de preguntas.
Soy la mujer que multiplica tus silencios
cuando los árboles callan, por si acaso.
Eres el hombre que me resta
el lodo frío
y que hace alquimia con mi rosa seducida.
Soy la hembra antigua que te suma
en la palabra,
para que sueñes siempre
en el ritual de creación.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Muy creativo, muy intimo, como alma que pisa despacio con palabras calladas que acarician.
DELICIOSO
Me alegra que este poema amoroso te haya gustado, Perfecto.
Un saludo
Ana
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