*
La vibración del aire se hace pura,
un cambio en las galaxias nos invoca
hacia la luz de un centro inextinguible.
La Tierra se hace líquida en su núcleo,
con la belleza etérea de la luna
sutil como los sueños.
El mundo de las aguas purifica
el alma del silencio en el temblor,
en la propagación de las frecuencias
de cuánticos espacios eonarios.
Ana Muela Sopeña
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