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No hay amor que borre hastíos imborrables,
cuando el alma se ha secado ya no puede resurgir,
porque el movimiento necesario no viene de afuera,
el movimiento necesario viene de adentro,
de algún lugar amurallado
con máscaras de cristal de un mundo inexistente.
No hay amor que borre las cicatrices de la guerra,
pero se puede exorcizar al destino
y toda prueba pasa por el experimento delicado
de volver a empezar, aunque no se crea en nada.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Habrá que profundizar entonces, buscar en ese interior, psra volver a empezar...
Gracias por pasar y dejarme tus palabras...
Un abrazo
Ana
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