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Sentimientos oscuros
se esconden en miradas
que miles de años luz han destilado
en esencias de estrellas y de cuásares.
Inocencia del mundo
en la bondad de un alma sin raíces.
Atavismos que el medio natural
se encarga de limar sin asperezas.
Experiencias que saben a fracaso,
pero que en realidad
tan sólo son lecciones.
Ahora, hombre de luz,
recoge de tu púlsar ese instante
en el que eras un átomo creador
y comienza de nuevo.
Avanza hacia el sol cuántico
sin miedo,
recorre el universo
como si fueras trozo de partícula.
Acelera la frecuencia de tu instinto
y enfoca tu piel sabia en lo galáctico,
hacia los corredores uranianos.
Permite
que la nebulosa de Andrómeda
te guíe por pasillos y por túneles
hacia la concreción
de tu plan cósmico.
Ahora eres guerrero de la Tierra
y sabes que el momento de la acción
se inicia cada instante en que respiras.
Y tú, hombre creador,
por excelencia,
asimila muy rápido el presente,
para que tu futuro se haga lluvia
en la oportunidad de esta gran crisis.
Ana Muela Sopeña
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