jueves, 18 de febrero de 2010

PASEO POR LA MÉTRICA

*
Me he encontrado contigo en el espacio,
en un alejandrino sibarita
que se eleva con vírgenes de fuego
por el mundo espiral de los océanos.

Tú me tomas las manos mientras bailo
con un endecasílabo melódico
y te guardo en mis labios
la nieve del invierno.

Escondo en un armario
los símbolos que aguardan las señales
en el centro voraz de un eneasílabo.

Después un octosílabo perfecto
nos distrae con su música del alba
con llovizna y granizo.

En un dodecasílabo
me turba
el sonido del agua más antiguo,
mientras en el crepúsculo
la belleza se oculta todavía.

A través de la niebla
contemplo en heptasílabos tu herida
que en sueños se disfraza de memoria.

Un tobogán de luz
me muestra un decasílabo en delirio,
en la ebriedad de un árbol sin raíces.

Pentasílabos blancos
se visten de penumbra silenciosa
con la luz de una hoguera.

Un tridecasílabo perverso
nos sorprende con hilos de pronombres.

Hexasílabos lúdicos
se pasean por letras y vocales
en un sueño ataviado con guirnaldas.

Por eso las palabras se escapan en sonidos
mientras la lluvia cae sobre tejados
y la belleza se restaura.

Por los versos más arcaicos
se deslizan sibilinas las serpientes
en globos de neón.

He querido brindar por el verso
en la gravilla,
sobre la acera del amor y del abismo
con muros de adobe.


Ana Muela Sopeña

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