martes, 23 de marzo de 2010

EL TIEMPO SE JACTABA

*
El tiempo se jactaba de ser humo
y de soñar en noches sin su máscara
con ninfas en un dulce de merengue
y duendes de cerezas, con gorritos de azúcar.

El bosque se dormía
con sílabas de bruma,
en medio de palabras silenciosas
inscritas en los troncos de los sauces.

El espacio danzaba con partículas
que sabían de luz entre los quarks,
taquiones y protones, neutrones y electrones.

Las hojas despertaban al mundo de la herida,
con pájaros de lluvia en la nostalgia
y nubes imantadas por las rosas.

Los días caminaban lentamente
por senderos de frío y rutas entre escarcha
hacia los horizontes consagrados en niebla
a mariposas blancas y cálidas libélulas.

Crepúsculos sin fin
derretían sus rayos
en el mar de obsidiana
con algas sumergidas en lo eterno.


Ana Muela Sopeña

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