jueves, 15 de abril de 2010

CABEZA DE MEDUSA

*
¿Qué puedo decirte,
ahora que el humo negro
inunda tu guarida?

Quisiera estar en tu vacío
y animarte con palabras
de luz hacia el futuro,

mas no sé cómo llegar
al fondo de tu herida.

¿Qué puedo brindarte
con mis manos de agua
que viajan por galaxias invisibles?

Quizás el territorio de la rosa
te haya trastocado el universo.

Tan sólo quiero estar en ese instante
en que la vida sabe de la angustia
y permite que otro ser humano
comparta esos abismos peculiares.

Me gustaría ser lluvia en tu mundo
que abrace los desiertos más inhóspitos
y mimarte en la roca donde un pétalo
inicie la andadura de tu historia.

¿Qué puedo decirte,
ahora que el instinto de la vida
se torna un reto oscuro
y los senderos híbridos de escarcha
aminoran la pena de tus ojos?

Tan sólo es importante que te exprese
que estoy en tu vacío,
con mi vientre de fuego
que busca la belleza de tu espíritu.

Quizás hallemos pronto la ecuación
mezclando soles y algas en océanos,
para ir resolviendo las incógnitas
que flotan en el mar de nuestros iris.

Mis pupilas en círculos de adverbios
se mueven hacia ti,
en antros donde algunos fuman opio

y tus párpados nuevos
cabalgan animales que depredan,
para soñar que todo en este caos
encuentra soluciones sin sobornos.

Tan sólo quiero estar en un espejo
y darte de mi río visionario
para que venzas pronto, sin demora,
a la cabeza de Medusa.


Ana Muela Sopeña

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