domingo, 18 de abril de 2010

RESPUESTA

*
Yo te amé como el río a los espejos
en ánforas de luz, dentro del agua,
sabiendo del peligro
de la licantropía en tu guarida.

Te pregunté si yo era diferente
a mujeres anónimas, sin rostro,
que atravesaron ciegas el umbral
de tu mundo poblado de reptiles.

Y sólo respondiste con silencios
encerrados en fosos muy extraños,
donde crueles miradas se posaban
sobre alféizares llenos del olvido.

Yo te amé como igual, no como esclava,
y tuve que partir hacia mi reino,
con espacios de sombra compartida
en la raíz del alba, sueño y mácula.

Tú evaluaste mi piel de concubina
como si fuera sierva de tu feudo

y tu error fue no ver mi sed de tiempo
adherido a los campos de la vida.

Me tuve que escapar a otros rincones,
para soñar despierta con gaviotas
que sintieran del pacto sólo el frío
imantado en cristales de mutismo.

Yo te amé como supe o como pude,
esperando tu mar de enredadera.

Tú quisiste engancharme a tus castigos,
me disolví en la noche, hielo y bruma.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos guerrero dijo...

Un poema doloroso y lleno de desilusión, pwero con un lenguaje y una estructuro genial, y metáforas de mucha altura. Me encantó, Ana.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias por venir y leerme, Carlos.

Un beso
Ana