jueves, 15 de abril de 2010

UTOPÍAS

*
Utopías de barro cuando miro
las ánforas de ónix
que yacen empolvadas
en las habitaciones de mi herida.

Precipicios de un mundo sin raíces.

Algunos territorios me parecen
una luz consagrada a los abismos
envueltos en la sombra de la sangre.

Intento que mi vida
se torne una experiencia visionaria,
para soñar que todo es una zambra
en medio de la noche, con el vino.

Utopías que saben de crepúsculos
inundados de horas primigenias,
en el eco versátil del submundo.

Estrecho los senderos de la luna
al filo de navajas ya perdidas
en las sendas de tantos animales.

No quisiera existir sin las visiones
que me atan a instantes de secretos,
con las luces que saben del silencio
en la cartografía de la rosa.

Me pregunto si yo puedo ser diáfana
con las siluetas níveas
que permanecen siempre en su guarida.

Utopías amadas por mi piel
me permiten ser siempre una sirena
que llama a los marinos a las zonas
de las profundidades abisales.

Respirar solamente una hipoteca,
un sueldo, una factura o un anillo,
no es reino suficiente para mí
que vivo en un castillo de cristal,
donde los laberintos con espejos
me guardan la belleza más oculta.


Ana Muela Sopeña

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