sábado, 26 de junio de 2010

LA CIUDAD SE DEFINE COMO UN ÚTERO

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La ciudad se define como un útero
que contiene el placer y la orfandad
de todos sus aliados.

Trasiego de motores
que va habitando el universo
en las horas activas de la noche
o en el enjambre abierto
de mediodías híbridos de caos.

Las calles van grabando las angustias
en sus líneas de mundos intangibles.

En las plazas rezuma la alegría
de saberse ciudadano de la Tierra.

Las aceras seducen con su luz
al habitante errático y sin techo.

Los bares
en sus espacios guardan la sombra de la gente.

Las horas se entrecruzan,
como sinapsis de neuronas,
despiertas en su niebla transitoria.

La ciudad es hechizo
del otro lado del espejo,
cada persona marca con su sello
los edificios de la urbe.

Una nostalgia en el silencio
nos lleva por umbrales de utopías
y sueños adheridos al asombro.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Julio dijo...

Pues es un poema que leo con curiosidad, porque el tema es el mismo que he tratado en El Habitante y en La Arquitectura de la Araña, sólo que lo haces con más matices y el toque tan genuino que imprimes a tus poemas, Ana.
Salud.

Ana Muela Sopeña dijo...

Julio:
Precisamente tus dos poemas (que adoro) me han inspirado para escribir éste.

Un beso y gracias por dejar tu generosa huella
Ana