*
La ciudad se derrama en los lugares
con la tristeza suave de la luz
y la lluvia perdida en la memoria.
Melancolía de aire,
edificios abiertos a la sombra
en calles de belleza subterránea
y plazas adheridas a lo mágico.
Las nubes se apoderan de la gente,
transeúntes con prisa se deslizan
por aceras de códigos secretos.
La soledad me ampara
en el instinto atávico de la noche sin tiempo
y la niebla que sabe de lo oscuro.
El agua va cayendo
en los paraguas ávidos, sin horas.
Ana Muela Sopeña
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