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A Marian Raméntol, poeta de la metáfora concisa
Las calles están quietas
bajo la luz de un mundo incandescente.
Un gato se detiene en una acera
y te mira sabiendo que el instinto
es su arma de combate.
Las sombras se suicidan
en la ciudad desnuda de azabache.
Un camión te sorprende
con los motores libres de chantajes.
Los ojos de esa gata abandonada
te recuerdan que todo es un teatro,
mientras la gente brinda en casas-nicho
por tan sólo tener un día más.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Un millón de gracias por esa dedicatoria, Ana, siempre es un infinito regalo que te dediquen un poema, gracias de corazón.
Un fuerte abrazo
Marian
Es como una trilogía a la preciosidad: Hermosura en el poema, Belleza en la autoría, y Encanto, Simpatía e Integridad en la poeta dedicada.
Sois maravillosas las dos, ¿lo sabías?...
Un biabrazo grande
Manuel
Marian:
Pasé por tu blog y se me ocurrió este poema.
Besos
Ana
Manuel, me alegra mucho que el poema te haya gustado.
Un besito
Ana
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